miércoles, 14 de marzo de 2012

Al que lo fue



Querido amigo, amante, amor.

Me despido de ti, del que durante años lo fue todo para mí, por el que habría dado mi vida entera, a quien me consagré, por el que sufrí, luché, amé y derramé millones de lágrimas. Por el que hoy estoy arruinada y endeudada de por vida. Al que justifiqué, encubrí, defendí ante todo y ante el mundo entero.

Debí hacer caso de mi instinto hace muchos  años, cuando el mismo me hacía sospechar y mis temores siempre eran certezas. Ese instinto al que doblegaba y abofeteaba cada vez que frente a ti hablaba de separación y sucumbía, una y otra vez, a tus lágrimas, tus lloros, tus súplicas, tus promesas implorando, rogando, mintiendo siempre, pidiendo otra oportunidad.

Aún recuerdo tus reproches velados por mi independencia, mi autonomía, siempre te quejabas de que yo era tan autosuficiente que no parecía necesitarte nunca.

¡Cuánto me alegro de no haber cedido un ápice ante eso, de no haber sucumbido a tus reproches!

Te molestaba mi fuerza, mi equilibrio, mi energía, no pudiste con ello, me había vuelto demasiada mujer para ti.

Durante años trabajaste por volverte prescindible, innecesario. Te volviste incluso molesto y un lastre para mí. Por eso hoy camino ligera hacia delante. Cada día que pasa aligero mi peso, mis alas se van recomponiendo lentamente, la herida se cerrará y yo quizás algún día vuelva a recordar cómo se vuela en solitario.

Mi corazón se vacía de ti y mi cabeza te relegará a ser pasado.

A ti, que lo fuiste todo



No hay comentarios:

Publicar un comentario