lunes, 4 de junio de 2012

En silencio y a escondidas



Sinceramente, no sé porqué no he de llorar,
ni porqué debo hacerlo en silencio y a escondidas.

Porqué debo sujetar las lágrimas cuando éstas pugnan por salir,
y tengo tantos motivos para hacerlo.

Cuando nada sale bien, cuando los problemas se añaden unos a otros
y hay poca o ninguna solución para ellos.

Cuando fallan las fuerzas, cuando no hay energía porque ésta se agotó.

Porque no hay ayuda, ni colaboración, sólo zancadillas, malas caras,
exigencias…

Cuando nadie pasa una, porque han decidido que yo debo ser una roca
y estar siempre al pie del cañón.

Y no fallarles nunca.

Y no desfallecer.

Y no llorar.

O hacerlo en silencio y a escondidas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario